sábado, 18 de junio de 2016

Serie El hilo de Ariadna

EL HILO DE  ARIADNA


“Y es la vida, ese delgado hilo de Ariadna que no alcanzamos a sujetar muy bien pero que nos mantiene frente al abismo” James Joyce

El hilo es un dispositivo de salida del laberinto, la construcción de otra piel frente al frío o la desnudez, es un camino de recapitulación.
Hilo, trama, urdimbre, repetición, tiempo, mundo: trama infinita de líneas, laberinto, regreso a Ítaca…




Acrílico sobre tela
150 cm x 30cm

Acrílico sobre tela 
150 cm x 30cm

Acrílico sobre tela 
150 cm x 30cmcm

Acrílico sobre tela 
150 cm x 30cm



Acrílico sobre tela 
150 cm x 30cm
Acrílico sobre tela 
150 cm x 30 cm


Lo que llamamos mundo o universo no es más que un laberinto sin arquitecto. Una forma caótica, una estructura azarosa sujeta a leyes, un entramado de significados y vacío. En este concepto contradictorio encontramos dos imágenes en constante tensión: lo ordenado -todo aquello definido y claro- y lo impreciso -todo aquello sin sentido y oscuro-. En otras palabras, el sol y el abismo.
El humano se encuentra ante un paisaje desolador. Es ciego y vidente al mismo tiempo. Sabe que las cosas no tienen sentido, pero no puede dejar de darles uno. Está obligado a vivir, a hilar, a entremezclar sus certezas con sus temores. Está condenado a andar, desorientado, sin conocer camino alguno. De esto se trata vivir, de dar forma a lo que no la tiene. Porque estamos perdidos es que podemos crear. Cada acción es una hilada. Y cada grabado es una historia. A medida que el hilo se mueve, la vida se va trazando. 
Pero aun sabiendo que la muerte es el final, actuamos igual. Tejemos nuestra vida como si algo fuera a permanecer. Como expresando un  impulso nervioso condenado al arte. En el horizonte, la oscuridad final, y en nuestras manos, un hilo.
El hilo nos muestra lo débil y finita que es la existencia, y lo vasto y solemne que es el vacío. Pero a su vez viste de coraje a nuestra desnudez. Hace posible que caminemos en la oscuridad. Ata nuestra mano al sentido, mientras al derredor se erige un laberinto ininteligible.
Al final de la marcha, antes de que el abismo nos devore, miramos atrás: el tejido es memoria. En un escenario, cuyo telón es negro, conecta diferentes actos formando una obra. Vemos en medio de la oscuridad numerosos hilos trazados. Se alcanzan a distinguir patrones, con una estética definida.
Eso fue la vida: las idas y  vueltas de un hilo. En el tejido quedarán plasmadas su intensidad y nuestra identidad. Para que cuando nos desconozcamos, cuando nos perdamos en lo negro, podamos volver a nosotros.


   Marcos Liguori (*)

(*)Texto de Marcos Liguori en ocasión de la inauguración de la muestra “El hilo de Ariadna”  de Mónica Rizzuto en la Casa Museo Lino Enea Spilimbergo de Unquillo, Córdoba, Julio de 2016.



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