Estas cartas fueron escritas alrededor
de 1928 y formaron parte del noviazgo a distancia que mantuvieron mis abuelos,
propio de aquella época. Ella vivía en Uruguay, él en Buenos .Aires. Mi
abuela las guardó celosamente durante muchos años y finalmente, después de su
muerte llegaron a mis manos para que las leyese y
después destruirlas. En lugar de ello me tomé el atrevimiento de
revivirlas en estos cuadros y objetos, donde ya no puede leerse su contenido
pero sí percibir su espíritu.
Cuando recibí estas cartas me
sentí muy atraída por la estética de la letra de mi abuelo, el color de los
papeles, su firma, la tinta, pequeños detalles. Busque de alguna manera
hacerlos presentes en mi obra, hacer mi pintura sobre estos pedazos de tiempo. Como
mi abuelo tocaba la guitarra decidí evocarlo por medio de este objeto que a la
vez remite al cuerpo de una mujer.
Mis abuelos ya de casados, por
motivos de salud de mi abuelo se van a vivir a Alta Gracia, donde residieron
por varios años.
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